Y ahora es tarea nuestra, es responsabilidad de todos, el hacer que el patrimonio artístico que nos ha legado a toda la sociedad Agustín Casillas, lo conozcamos, valoremos y transmitamos a las generaciones futuras.
Para ello, habría que conocerlo y reconocerlo, inventariarlo, catalogarlo, exponerlo (dedicándole salas en los museos salmantinos que se juzgaran más convenientes y adecuados) y hacer que tenga esa proyección de permanencia que, por su alto valor artístico, le pertenece.
Es una responsabilidad de todos, ciudadanos y autoridades.
El ser de Agustín Casillas, tras una vida dilatada y entregada, abnegada y generosa, sobria y sin hacer ruido siempre, se nos ha marchado, ha cumplido su misión en el mundo. Su memoria pervivirá siempre a través de una obra hermosa y muy humanizada.