Donde da la vuelta no el aire, sino el autobús. En la esquina de Carmelitas y Filiberto Villalobos, junto al Pato Rojo, que a los salmantinos siempre nos ha gustado situarnos con los bares de toda la vida. Ahí descubre la cámara de Amador Martín dos exquisitos frisos blancos de Casillas, en el dorso de piedra de uno de los bloques más singulares de una Salamanca en expansión que lo llamó ‘El edificio alto de la Caja de Ahorros’.
El verdadero valor de una escultura espejo del campo
‘El sembrador’, escultura del artista salmantino Agustín Casillas, pasó del abandono sufrido en el extinto Montepío Agrario, a la veneración que despierta en Palencia