Si piensan en alguna de las más emblemáticas esculturas públicas de Salamanca, y aunque hay otros autores, seguramente acaben por visualizar una obra de Venancio Blanco, Agustín Casillas o Fernando Mayoral. Tres escultores casi de la misma generación que comparten una larguísima trayectoria dedicada a la creación. Ahora, además, van a compartir un momento único, la concesión de la Medalla de Oro de la Ciudad. Este reportaje de Informe Salamanca muestra sus reflexiones y recuerdos.
Dulce nombre de barrio, Agustín Casillas
De sus manos, con la humildad y la cercanía de su trato y trabajo, salen los mediorrelieves que adornan la fachada de la parroquia del Dulce Nombre de María En el Alto del Rollo, a finales de los sesenta, el barrio era barro, calles apretadas de casas bajas, corrales...