D. Miguel de Unamuno, escribió un poema titulado “Mi Salamanca” entre sus líneas hay unas que me llamaron su atención, decían: a las entrañas de la tierra madre, remanso de quietud, yo te bendigo, mi Salamanca.
En las entrañas de esta tierra y en el remanso de paz de la calle de la Paloma de Salamanca, trabajó uno de los más grandes escultores salmantinos del siglo XX. Su nombre: Agustín Casillas.
Biografía y etapas artísticas de Agustín Casillas
Nace en Salamanca el 2 de octubre de 1921. Años más tarde ingresa en la Escuela de artes y oficios dirigida por Soriano Montagut, asistiendo a las clases de dibujo artístico y escultura (modelado y vaciado).
Obtiene la primera medalla Nacional, por su obra “Soledad” (hormigón rojo) en la Exposición Nacional en Madrid. Ha hecho multitud de exposiciones individuales y colectivas y hay obra suya, a lo ancho de España, Portugal, Francia, Estrasburgo etc.
Su extensa obra, tiene dos claras etapas, la primera que discurre entre los años 40 y donde hace bustos familiares de corte académico.
En la segunda va rompiendo con su primer aprendizaje y comienza de forma progresiva y en los años venideros a realizar una escultura fruto de un conocimiento sobre la modernidad.
Influencias artísticas que influyeron en su evolución
En sus esculturas hay una cierta influencia surrealista, también cubista y no menos realista. Esta mezcla de tendencias, hace que Casillas forme una idea creativa, hace una concisión, realizando una serie de figuras, que le guiará el resto de su vida.
Es de interés destacar como se adapta y se le nota muy cómodo cuando trabaja en la escultura femenina y aparece el arte surrealista, tanto de Henry Moore como De Alberto, por mencionar algún nombre. Dichas esculturas femeninas, muchas de ellas de los años 70, están maravillosamente trabajadas bajo esta influencia. Se podría poner decenas de ejemplos, ya que su obra ha sido bastante extensa.
La escultura masculina, curiosamente tiene más tintes cubistas y realistas. Cuando hablo de realismo, me refiero a la filosofía sobre arte de Coubert, como padre de la modernidad. Es decir, coloca a la realidad en el lugar que le corresponde. No se trata de reflejar una fotografía sino de darnos una visión más sobrecogedora de la misma realidad.
Como representación de esta filosofía del realismo, Casillas hace trabajos de personajes que conoce en su día a día. Desde poetas a pastores, pasando por bustos de conocidos personajes de la ciudad, como el tamborilero Medes.
Referente a los rasgos cubistas, aunque algo alejados en general, si hay un claro trabajo facetario en la modulación de algunos de sus personajes. La primera escultura cubista fue realizada por Picasso en 1909, titulada “cabeza de mujer “, pues bien, si vemos las cabezas de D. Quijote y Sancho o la de Einstein o la de Cristo, realizadas por Casillas, se notará la impronta de Pablo Picasso.
Casillas, trabaja la mayor parte de su obra en hormigón, realizando una mezcla que fue siempre su secreto, pigmentándolo con una bella pátina. También utilizó el bronce, aunque con menos frecuencia.
La creatividad de sus figuras osciló entre personajes populares, que el artista denominaba como “gente nuestra” aunque en la escultura femenina, dichos personajes tuvieron un camino menos nuestro, como ocurre en sus maravillosas Nereidas, la diosa que cortaba el hilo de la vida.
Sus figuras son también un reposo de paz, pues Casillas ha sido capaz de lograr este hecho conciliando, tensión con reposo. Fue un escultor que supo plasmar con sus manos, las ideas y las apariencias de una época en su ciudad natal. Cuenta las realidades cotidianas, convirtiéndolas en belleza.
Final de los días del magnífico escultor Agustín Casillas
Casillas fallece el 9 de noviembre de 2016, habiendo dejado uno de los legados artísticos más importantes que hay en España.
Finalizaremos estas notas, tal como las empezamos, recordando las palabras que su hijo Antonio recuerda cuando su padre se refería a su lugar de trabajo “la Paloma”:
“Rincón en el que lucho y sufro, dudo, vacilo y se desengaño y al mismo tiempo vivo y muero bregando con el barro y el cemento.
Tú sabes, local de la Paloma”
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